
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el 31% de los adultos, lo que equivale a casi 1.800 millones de personas, no cumplen con las recomendaciones de realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Desde 2010, el nivel de inactividad ha aumentado en cinco puntos porcentuales y, si la tendencia continúa, en 2030 el 35% de la población adulta no alcanzará los niveles recomendados. Esta falta de ejercicio contribuye al aumento de enfermedades crónicas y a la disminución de la esperanza de vida, lo que subraya la necesidad urgente de fomentar un estilo de vida activo a nivel global.
Es de sobras sabido que el ejercicio regular no solo contribuye a la mejora de la condición física, sino que también favorece la liberación de endorfinas, conocidas como las "hormonas de la felicidad", lo que ayuda a reducir los niveles de cortisol, la principal hormona relacionada con el estrés. Esta combinación de efectos fisiológicos y psicológicos mejora el bienestar general, promoviendo una sensación de mayor energía, motivación y estabilidad emocional.
¿Es por tanto, el sedentarismo una de las peores pandemias de la actualidad? Es mucho más nociva de lo que parece en un primer momento y podría ser la causa de muchas enfermedades que a priori no somos capaces de relacionar. Son ya varios expertos los que he entrevistado en los últimos meses y todos han apuntado al sedentarismo como un grave problema de la sociedad actual. Me lo dijo la semana pasada el Dr. Helios Pareja cuando hablábamos de metabolismo y me lo dijo esta semana también Toni Pérez, de @fisioteduca, cuando hablabamos de las peores lesiones. Pero lo de Toni, se lo contaré la próxima semana.