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Seis consejos que dan los fisioterapeutas para correr por la playa

Las personas aficionadas al running no suelen parar en verano y muchas cambian su escenario habitual (asfalto o campo) por la arena de la playa. Sin embargo, ponerse las zapatillas y salir a correr tiene sus riesgos, por lo que es mejor conocer la disciplina de cerca y dejarse asesorar por profesionales.

 

El running es una de las opciones deportivas más asequibles y fáciles de practicar, pero hay que tener en cuenta algunos aspectos para evitar lesiones. Desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) advierten que aunque estar descalzo en la arena de la playa es un placer, es desaconsejable para correr e, incluso, para caminar largas distancias.

A pesar de estos beneficios, se trata de un deporte de impacto que puede causar lesiones en las articulaciones de la cadera o de las rodillas y también es poco recomendable en personas con enfermedades cardiorrespiratorias graves.

 

En los casos de obesidad resulta imprescindible el asesoramiento profesional, ya que el sobrepeso aumenta el impacto de esta actividad sobre el sistema locomotor.

 

Consejos del CPFCM para evitar posibles lesiones en la playa

Calentar: es necesario siempre que se va a practicar deporte y todavía más para quienes no tengan la rutina de correr.

Adaptación progresiva: hay que adaptar de forma paulatina el pie y el tobillo a la arena y a sus distintas cualidades, frente a soportes como una pista, el asfalto o los caminos rurales. Además, no hay que intentar correr varios kilómetros el primer día si el resto del año se mantiene un ritmo de vida sedentario. Si es así, mejor empezar caminando deprisa.

Buscar un suelo compacto: la arena de la playa no está tan compactada como otras superficies. Ese bajo nivel de compactación de la arena aumenta el impacto de la carrera sobre el sistema musculoesquelético en comparación con otras superficies, como un camino de tierra, por ejemplo. En este sentido, es más recomendable correr por la orilla cuando ha bajado la marea; la arena está mojada y más dura en esa zona.

Evaluar el desnivel: las playas tienen desnivel, lo que obliga a una de las piernas a hacer un sobreesfuerzo para compensar la inclinación. Hay que evitar playas con mucha pendiente.

Cuida dónde pisas: también es importante tener en cuenta que en todas las playas, por fina que sea la arena, suele haber conchas, piedras o restos de madera que pueden dañar el pie. Por eso no se debe correr (ni pasear) descalzo, que favorece que los runners puedan sufrir cortes o heridas. Menos aún, correr descalzo en una playa de piedras.

Elegir bien el calzado: es recomendable correr con unas zapatillas deportivas y no hacerlo ni descalzo ni con chanclas. Ni siquiera para un largo paseo. Mejor con unas sandalias de tipo treckking, con tiras que sujetan el pie. «Este consejo se extiende a todo el verano: resulta saludable alternar chanclas con otro tipo de calzado que sujete más el pie (zapatos, deportivas o sandalias), pues vamos calzados diez meses al año y si de repente pasamos en chanclas gran parte del tiempo, el pie se resiente; mucho más si lo sometes a rutinas exigentes corriendo todos los días», explica Pablo Herrera, vicedecano del CPFCM.

Los expertos recuerdan que el pie y los tobillos son los que mayor riesgo de lesión tienen si no se cuida la forma en que se corre en la playa. «Pero los problemas pueden extenderse en función de la persona, su estado de forma y predisposición a cuestiones más serias que afecten a otras partes de las piernas y de la columna», manifiestan desde CPFCM.

 

Una de las lesiones más frecuentes –señala Herrera– es sobrecargar el tendón de Aquiles, lo que aumenta la probabilidad de sufrir fascitis plantar, una inflamación del tejido fibroso que une el hueso del talón con los dedos de los pies (la fascia plantar). «Es una de las causas más frecuentes de dolor en el talón y de consulta en las clínicas de fisioterapia a la vuelta del verano».

 

También pueden aparecer como consecuencia de correr descalzo por un terreno irregular como la playa problemas lumbares, esguinces, periostitis tibial (dolor en la parte interna de la tibia) o fracturas por sobrecarga.

 

Fuente: ABC

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