GORKA SEDANO | BILBAO. ¿Quién no ha sufrido alguna vez el típico flato en plena carrera? ¿A qué se debe ese dolor agudo en el costado que nos obliga a parar? La respuesta correcta es a la falta
de oxígeno. Una falta de oxígeno que se produce por una incorrecta respiración. Y este es uno de los errores más comunes en corredores principiantes, al cual hay que poner
remedio cuanto antes. Indudablemente, una buena respiración nos ayudará a cumplir nuestros objetivos.
En toda práctica deportiva, los músculos demandan una mayor cantidad de oxígeno que el cuerpo satisface a través de la sangre. Para absorber todo ese oxígeno, los pulmones trabajan con más
intensidad, provocando que nos quedemos sin aliento. La conclusión es clara. Controlar la respiración es un apartado fundamental en nuestra rutina de trabajo. Con dicho control
lograremos ser más eficientes, además de incrementar nuestra resistencia sin notar tan fatiga.
Así, para que el hábito de correr sea un ejercicio físico cómodo, placentero y efectivo, la clave se concentra en correr a un ritmo en el que podamos respirar sin dificultades. Si no
somos capaces de mantener una respiración acompasada, significa que nuestro ritmo es muy rápido, y no está adecuado a nuestro estado de forma actual.
Inspirar y espirar
Y aunque no es una tarea sencilla, una buena respiración es una técnica que se consigue a base de práctica y trabajo. En las próximas líneas damos algunas pautas para
optimizar nuestra respiración mientras practicamos ejercicio.
Hay que prestar especial atención a los procesos de inspiración y espiración. Un buen método para empezar consiste en inspirar con un ritmo rápido y profundo por la nariz.
De esta forma llenaremos nuestros pulmones con la cantidad de oxígeno necesaria para correr. Mientras que expulsaremos el aire de una forma más pausada y en dos tiempos: primero, mentalmente, y
un segundo después, el resto del aire lo echaremos por la boca.
Sin embargo, también es primordial ajustar nuestra técnica de respiración a nuestra propia velocidad de carrera. Esto es, si nos entrenamos a un ritmo lento, la fórmula más indicada será
inhalar por la nariz y exhalar por la boca. Pero, si por el contrario, nuestra carrera es rápida, deberemos inspirar y expirar por la boca para evitar la falta de oxígeno.
De cualquier modo, cuando salgamos a correr, cada uno de nosotros debemos encontrar el ritmo que mejor se adapte a nuestra técnica, nuestra velocidad y nuestra condición
física. Y en todo momento tendremos presente que un control apropiado de la respiración nos permitirá progresar en nuestro entrenamiento. Los resultados nos sorprenderán.
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